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LAS PALABRAS AFECTAN NUESTRA MEMORIA


Eglis Gaínza hablando sobre el poder de las palabras.

Muchas personas insisten en su pésima memoria. ¿Y qué tal es en realidad la memoria de dichas personas? ¡Pésima! Se recibe lo que se espera, y nuestras palabras afectan nuestro desempeño.

Con respecto de la memoria, los investigadores afirman que, en realidad, jamás olvidamos algo. Tenemos toda la información en la mente. El problema es evocarla. Ello explica por qué de pronto "olvidamos" el nombre de una persona y lo recordamos al día siguiente. El nombre no huyó de la mente y regresó veinticuatro horas más tarde. Estuvo ahí todo el tiempo, pero al principio no podíamos evocarlo.

Las palabras afectan el subconsciente, y la memoria está estrechamente ligada a éste. Si de manera constante alimentas tu subconsciente con el programa "recuerdo las cosas", notarás que tu capacidad de evocación aumenta drásticamente.

AFIRMACIONES

Una afirmación es un pensamiento positivo que evocamos repetidamente. Utilizar afirmaciones te permite elegir pensamientos de calidad e implantarlos en tu subconsciente para sentirte y actuar mejor.
Supongamos que vas manejando por la carretera y tienes un dolor de cabeza insoportable. He aquí la oportunidad de combinar el poder de las palabras con el poder del pensamiento. Tienes que repetir continuamente la siguiente frase: "¡Siento la cabeza de maravilla!".
En cuanto empieces a decirlo una vocecita interior responderá: "¡No mientas, viejo! ¡La verdad es que te sientes de lo peor!".
Sin embargo, si persistes en las afirmaciones positivas, éstas se arraigarán en tu subconsciente. Con toda seguridad empezarás a sentirte mejor, y probablemente media hora después se te ocurrirá pensar: "Hace un rato me dolía la cabeza. Ya se me quitó el dolor. ¿Serían las afirmaciones o fue la casualidad?".
Puedes servirte de las afirmaciones para lograr resultados positivos en muchas de tus actividades.

Por ejemplo, en la cancha de tenis puedes repetir una y otra vez:
– Voy a jugar bien.

En tus relaciones personales:
– La gente siempre me trata con afecto y respeto. Yo también trato a la gente con afecto y respeto.
En tu actitud mental:
– Voy mejorando todos los días, en todas las áreas.

Para tu prosperidad:
– Me siento sano, me siento bien y soy una persona próspera.

Las posibilidades son interminables. Utilizar las afirmaciones no quiere decir que ya no tengas la obligación de esforzarte para obtener una mejor situación. Las afirmaciones son atajos para condicionar tu mente y obtener lo que deseas. Si decides integrarlas a tu vida diaria, advertirás que son herramientas sencillas y poderosas. Demasiado sencillas, podría decirse.

Puesto que no son complicadas, quizá pienses: "¡Yo no voy hacer esas bobadas infantiles!". El resultado será que dentro de un año seguirás sufriendo dolores de cabeza, y sin emplear tu mente al máximo. Como hemos señalado antes, tú tienes la decisión.

Existen ciertas reglas que debemos tener presentes al hacer uso de las afirmaciones. En primer lugar, como dijimos anteriormente, tu mente siempre se mueve hacia lo que piensas. Por lo tanto, si preparas una afirmación tal como: "No discutiré con mi marido" o "no estoy enferma", ¡los resultados dejarán mucho qué desear! Tu mente seguirá desplazándose exactamente hacia lo que no quieres. Así muchos individuos hablan todo el tiempo sobre lo que no desean, y después se preguntan por qué eso es precisamente lo que siempre les sucede.

Recuerdo que en el colegio algunos profesores nos hacían escribir a mí y a mis compañeros frases como: "no hablaré en clase", "no llegaré tarde" y "no arrojaré cosas al profesor". No se daban cuenta que a través de esas negaciones gramaticales, propiciaban la mala conducta. Cuando recuerdo cómo nos comportábamos en clase pienso: " ¡Vaya que si la propiciaban!".

El segundo principio que debe tenerse presente en cuanto a las afirmaciones, es que éstas son mucho más efectivas cuando se repiten en voz alta o cuando se les escribe. Si solamente las piensas, tu mente tiende a vagar hacia otras cosas como, por ejemplo, "¿qué habrá de cenar?" o "¿dónde andarán los niños?". Decirlas en voz alta o escribirlas mantiene a tu mente concentrada en ellas. Además, al hablar o escribir, involucras otros sentidos físicos y, por tanto, el efecto es más poderoso.

El tercer aspecto que tienes que tener en mente, es que la repetición es importante. Si deseas reestructurar el sistema de creencias que has conservado durante veinte años, hará falta perseverancia. No esperes dar vuelta al curso de tu vida con solo repetir seis veces: "¡Realmente soy muy feliz!"
Antes de concluir no te puedes perder el video Dale clic- 7 pasos para una conversación exitosa. Con Eglis Gaínza


EN SÍNTESIS

Las palabras que empleamos afectan nuestra manera de pensar y de sentir. Nuestros pensamientos inciden sobre lo que decimos y sentimos. Nuestros sentimientos influyen sobre lo que decimos y pensamos. He aquí el triángulo de la victoria.

Cuando nos sentimos deprimidos, resulta mucho más fácil modificar lo que decimos, que lo que pensamos y sentimos. En muy poco tiempo, nuestras palabras empezarán a surtir un efecto positivo sobre nuestros pensamientos y sentimientos. Así se rompe el triángulo vicioso y empezamos a sentirnos mejor con respecto de la situación.

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